Hoje, dia 17 de abril de 2011, a grande Chavela Vargas completa 92 anos de vida! E que vida! Calou sua voz nos anos 70, após enorme sucesso mundial, quando começou a beber, caindo no anonimato. Mercedes Sosa, lá pelos anos 90, em um de seus shows disse: "Si alguien pasa por México, que ponga una rosa de mi parte en la tumba de Chavela Vargas", pois todos pensavam que Chavela estava morta. Como diz sua biografia: "(...) Muerta en vida, ahogándose en tequila, sin voz, y tan pobre, que vivía en un cuartico en Aguatepec, a una hora de Ciudad de México, en la casa de quien décadas atrás había sido su empleada doméstica. Chavela se levantaba al mediodía y comenzaba a beber de a raticos hasta que se acabara la noche. Ella dice ahora que si a sus setenta y pico de años está tan bien, es porque su cuerpo se ha conservado en alcohol. Pasé veinte años borracha y la gente se olvidó de mí. Me tomé cuarenta y cinco mil litros de tequila. Y poco importa cómo haya hecho las cuentas. (...)".
Mas Chavela Vargas, nos áureos tempos, teve o primeiro Jaguar que o México conheceu. O estreou de frente contra uma árvore na estrada México-Cuernavaca e o acidente lhe arrancou a pele desde a raíz do cabelo até deixar todo seu crânio descoberto. Não ia muito sóbria, digamos. Foi a primeira mulher a usar calças no país e declarar publicamente que não gostava de homens.
Viveu na casa de Diego Rivera e Frida Kahlo, antes da morte de Frida em 54. Lá pelos anos 60, um jornal mexicano anunciou que haveria uma noite de eclipse lunar e Chavela decidiu que queria ver desde um ângulo diferente: o viu, finalmente, pulando de para-quedas. Enfim, meio México se lembra "de los chavelazos".
Agora, os 92 anos, após ter ressuscitado aos 74, depois de anos afogada na tequila, Chavela Vargas está melhor do que nunca: "Yo soy una de esas gentes que prefiere amar a que la amen.".
Mais informações sobre ela vocês poderão curtir aqui nos cinco vídeos abaixo.
"(...) Hace dos años dio un concierto en el Teatro de Bellas Artes del D. F., al que asistió todo el México dirigente. Le entregaron las llaves de la Ciudad. Le rindieron honores por aquí y por allá. Ahora que otra vez había triunfado afuera, ahora que Joaquín Sabina le había escrito su mejor canción, ahora que Almodóvar hablaba de ella sin cesar, ahora que desde García Márquez hasta Isabel Preysler hacían cola para cenar con ella en Madrid en casa de la diseñadora de modas Elena Benarroch, México volvía a acordarse de su Chavela. Volvía a emborracharse con su voz descomunal. Ella los acompañaba con una lejana sonrisa de medio lado y un vasito de coca-cola entre las manos. (...)"
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